jueves, 28 de mayo de 2009


MANEJO Y CONSERVACION DE SUELOS

Los recursos naturales y el medio ambiente de estas áreas afectadas se pueden mejorar apreciablemente y a corto plazo con el empleo acertado de prácticas de labranza y prácticas auxiliares de manejo y conservación de suelos, que contribuyan a la preparación de un buen lecho de siembra, y que además puedan remover o eliminar ciertas limitaciones de los suelos que afectan la producción sostenible de cultivos, tales como: compactación, encostramiento, infiltración deficiente, drenaje pobre y regímenes de humedad y temperatura desfavorables.
Lamentablemente el desarrollo de la investigación sobre sistemas de labranza y prácticas auxiliares de manejo y conservación de suelos orientados a enfrentar los graves y acelerados procesos actuales de degradación de suelos en África, se ha visto limitado por la falta de personal técnico y profesional capacitado en tecnologías conservacionistas de manejo de suelos, así como por la falta de políticas y estrategias adecuadas para un desarrollo rural y agrícola sostenible a largo plazo.

En vista de lo anterior, la FAO inició en 1986 una "Red de labranza conservacionista" para apoyar a las instituciones nacionales de investigación de varios países de África y América Latina, y con el fin de generar tecnología y difundir conocimientos y métodos para la identificación de los problemas de manejo y conservación de suelos y la evaluación del potencial de los sistemas de labranza conservacionista.

¿Por qué conservar el suelo?
Erosión
En todo el mundo el uso agrícola de la tierra está causando graves pérdidas de suelo. Es muy probable, que la raza humana no pueda alimentar una población creciente, si la pérdida de suelos fértiles por el uso agrícola continua con esta tendencia. Las causas del uso inadecuado de la tierra son múltiples. En muchos países en desarrollo el hambre obliga a la gente a cultivar tierras que no son aptas para agricultura o que sólo con esfuerzos muy grandes y costosos como la construcción de terrazas, pueden ser convertidas en áreas para uso agrícola.
Sin embargo, los daños más graves, porque se hacen en mayor escala, ocurren en las grandes extensiones de la agricultura mecanizada. Como ejemplo pueden servir los Estados Unidos de América, que en los años 30 perdieron vastas áreas de tierras fértiles por erosión eólica. Hoy en día, los mismos errores causan todavía enormes pérdidas de suelo en todo el mundo.
La erosión se transformó así en una amenaza directa al agricultor. Se desarrollaron sistemas y prácticas para controlar la erosión con el fin de conservar el suelo, es decir, para evitar que el suelo se moviera de un lugar a otro. Evidencias de esta idea de conservación de suelo con respecto a la erosión hídrica eran cultivos en curva de nivel, camellones o zanjas también en curvas de nivel para evitar que el agua corriera en las pendientes. Se hicieron grandes esfuerzos para construir terrazas. Además se recomendó no dejar la superficie del suelo descubierto, dejar rastrojos o alguna capa de cobertura en la superficie para frenar tanto la energía cinética tanto del viento como del agua. En suma, se hicieron muchos esfuerzos para evitar mecánicamente, que las fuerzas del viento y del agua movieran el suelo.
Principios generales para el desarrollo de estrategias para el manejo de suelos

Los objetivos del manejo de suelos para la agricultura
El objetivo principal del manejo de suelos para la agricultura es crear condiciones edafológicas favorables para el buen crecimiento de los cultivos, la germinación de las semillas, la emergencia de las plantas jóvenes, el crecimiento de las raíces, el desarrollo de las plantas, la formación del grano y la cosecha.
Las condiciones edafológicas deseables son:
condiciones físicas (tamaño de agregados, humedad y temperatura) que favorezcan la germinación de las semillas. El tamaño óptimo de los agregados varía con el tamaño de las semillas y debería ser de tal tamaño que haya un contacto máximo entre el suelo y la semilla para facilitar el movimiento de humedad del suelo a la misma sin sufrir falta de oxígeno; un exceso o falta de humedad y temperaturas extremas limitan seriamente la germinación;
estructura superficial que no impida la emergencia de las plantas jóvenes. La presencia de encostramientos fuertes restringe la emergencia de las plántulas; además, hay interacciones entre el espesor, la composición y el contenido de humedad de la costra y su fuerza, y entre el tamaño de la semilla, el tipo de cultivo, la profundidad de siembra y el vigor de la semilla;
estructura, porosidad y consistencia del suelo en la primera capa que favorezcan el crecimiento inicial de la planta joven y de las raíces. Suelos arcillosos con agregados grandes y duros, y suelos arenosos que forman estructuras masivas y duras cuando se secan ("suelos duros") retrasan el crecimiento inicial de los cultivos;
estructura, tamaño y continuidad de los poros en el subsuelo que permitan la libre penetración y desarrollo de las raíces. La presencia de capas compactadas originadas por las labranzas, u horizontes compactados debido a procesos naturales de compactación, restringen la penetración de las raíces y el volumen de suelo que las mismas pueden explorar para absorber humedad y nutrimentos. Además, debilitarán la capacidad de enraizamiento y fijación de muchos cultivos.

En todo el mundo el uso agrícola de la tierra está causando graves pérdidas de suelo. Es muy probable, que la raza humana no pueda alimentar una población creciente, si la pérdida de suelos fértiles por el uso agrícola continua con esta tendencia. Las causas del uso inadecuado de la tierra son múltiples. En muchos países en desarrollo el hambre obliga a la gente a cultivar tierras que no son aptas para agricultura o que sólo con esfuerzos muy grandes y costosos como la construcción de terrazas, pueden ser convertidas en áreas para uso agrícola.
Sin embargo, los daños más graves, porque se hacen en mayor escala, ocurren en las grandes extensiones de la agricultura mecanizada. Como ejemplo pueden servir los Estados Unidos de América, que en los años 30 perdieron vastas áreas de tierras fértiles por erosión eólica. Hoy en día, los mismos errores causan todavía enormes pérdidas de suelo en todo el mundo.
La erosión se transformó así en una amenaza directa al agricultor. Se desarrollaron sistemas y prácticas para controlar la erosión con el fin de conservar el suelo, es decir, para evitar que el suelo se moviera de un lugar a otro. Evidencias de esta idea de conservación de suelo con respecto a la erosión hídrica eran cultivos en curva de nivel, camellones o zanjas también en curvas de nivel para evitar que el agua corriera en las pendientes. Se hicieron grandes esfuerzos para construir terrazas. Además se recomendó no dejar la superficie del suelo descubierto, dejar rastrojos o alguna capa de cobertura en la superficie para frenar tanto la energía cinética tanto del viento como del agua. En suma, se hicieron muchos esfuerzos para evitar mecánicamente, que las fuerzas del viento y del agua movieran el suelo.
Conservación del agua
Sin embargo, no se tomó en cuenta que la erosión no es la causa del problema pérdida de suelo, sino una consecuencia de la forma como la agricultura, sobretodo la agricultura mecanizada,

Lamentablemente no existe ningún implemento mecánico capaz de crear una estructura estable del suelo. La labranza mecanizada sólo puede destruirla. Por lo tanto, necesitamos un nuevo concepto de la labranza y sobretodo conocimientos profundos sobre la forma de intervención que estamos ejerciendo con cada uno de los equipos.

Naturalmente existen diferencias entre distintos tipos de suelo con respecto a la susceptibilidad a la pérdida de estructura. Pero una estructura estable y óptima tanto para el crecimiento de las plantas como para asegurar una buena infiltración de agua, minimizando las pérdidas de suelo por erosión, se logra sólo por procesos biológicos como la formación de humus en el suelo.
Cuando labrar la tierra

De acuerdo con los conceptos vertidos anteriormente, la mejor forma de labranza mecanizada sería no hacer ninguna. Sin embargo, los conceptos de la labranza cero no funcionan en todos los casos. La agricultura significa una intervención en los procesos naturales y por lo tanto tenemos que aceptar, que en algunos casos determinados tenemos que intervenir y corregir. Hasta en la labranza cero se hace una labranza en la forma de tráfico de maquinaria en el campo para sembrar, controlar plagas y cosechar; tráfico significa compactación y esta es una forma de labranza.

Cada vez que ocurre un problema que requiere una intervención tipo labranza, se debe preguntar, cuál es el problema y como se puede controlar en la forma que menos afecte al suelo.

En la labranza podemos distinguir básicamente un primer grupo de cinco operaciones:
  • voltear
  • mezclar
  • roturar
  • desmenuzar/pulverizar
  • compactar


Además, hay en un segundo grupo de algunas operaciones agrícolas, que tienen un efecto directo en el suelo, tales como:

  • control mecánico de malezas
  • formación de la superficie (camellones, nivelado)
  • cosecha de productos subterráneos (papas, remolachas, maní).


Cada implemento de labranza realiza operaciones específicas. Su conocimiento y la disponibilidad del equipo adecuado permitirán limitar la intervención al mínimo necesario. Algunas operaciones del segundo grupo no se pueden evitar, pero la mayoría de las operaciones del primer grupo no es necesaria para la agricultura; esto es especialmente válido para la operación de voltear, que es precisamente la intervención más drástica en el suelo.


Volteo

Esta operación da vuelta el suelo en el horizonte labrado, es decir incorpora (entierra) las capas superficiales del suelo y lleva las capas inferiores del mismo a la superficie. La necesidad de llevar materiales de la superficie al interior del suelo y de llevar horizontes profundos a la superficie son limitadas a casos muy especiales. El argumento de que el arado controla malezas no es válido, cuando se ara cada año: de esta forma se lleva la misma cantidad de semilla de malezas a la superficie. El uso del arado se justificó en situaciones de limitada fuerza de tracción y con equipos sencillos para la siembra, que necesitaban una superficie limpia del suelo.


Mezcla

Esta operación homogeiniza y mezcla todos los materiales del suelo hasta una profundidad determinada. En algunas circunstancias puede ser justificada, por ejemplo para facilitar la descomposición de rastrojos en zonas de clima templado. La profundidad de la mezcla es generalmente limitada, alrededor de 10 cm.


Roturación

Esta operación rotura suelos compactos abriendo grietas y aflojando los terrones sin moverlos. En situaciones de suelo compactado por maquinaria o de suelo con una estructura no estable, esta operación abre suficientes poros en el suelo para permitir la infiltración de agua. Sin embargo, el efecto residual de la roturación varía mucho dependiendo de las características del suelo y los tratamientos siguientes (Kayombo y Lal, 1994).

Pulverización

Esta operación se usa para desmenuzar terrones y grumos y para formar un horizonte de gránulos finos, o sea, es la preparación de la cama de semilla. Esta operación se lleva a cabo en una capa superficial muy delgada. Por ningún motivo se justifica la pulverización de horizontes profundos, como se hace con el rotavador o la rastra de discos. Hoy en día existe maquinaria adecuada para sembrar la mayoría de los cultivos agrícolas sin necesidad de pulverizar la cama de semilla y sólo en muy pocos casos, por ejemplo, en horticultura, se requiere todavía una preparación fina de la cama de semilla.


Compactación

Esta operación es necesaria después de una labranza profunda realizada poco tiempo antes de la siembra. Se compacta el suelo para garantizar el contacto capilar con el agua subterránea. En menor escala, se compacta en el proceso de la siembra después de colocar la semilla en el suelo para asegurar el contacto de la semilla con el agua.


Como comportarse en el campo

El suelo no necesita la labranza para crear una estructura ideal, sino que al contrario, hay que limitar las intervenciones mecánicas en el suelo al mínimo posible. Sin embargo, algunas operaciones agrícolas no se pueden evitar, tales como la siembra, las operaciones de cultivo, la fertilización, el control de plagas y la cosecha.

Inevitablemente, estas operaciones llevan a la compactación del suelo y algunos suelos podrán ser recuperados mientras que otros no. De todos modos los operadores de maquinaria deben ser conscientes de esta situación, organizando el movimiento de la maquinaria al mínimo posible.

La selección de equipos apropiados como tractores de oruga ), llantas blandas de baja presión y la selección del momento apropiado para entrar al campo – p.ej. evitando suelos excesivamente húmedos - ayuda a minimizar los efectos negativos sobre el suelo.


Una forma interesante para evitar compactaciones innecesarias en el suelo es el tráfico controlado. En forma ideal, todos los equipos que un agricultor usa deberían trabajar sobre el mismo ancho de trocha. De este modo se establecen zonas muy compactadas pero muy limitadas en el campo, que sirven para el tráfico. En el resto del área el suelo no será compactado reflejándose en requerimientos de labranza muy reducidos (Taylor, 1994). Sin embargo, este sistema requiere muchas veces un cambio total de la maquinaria de una finca y de disciplina de sus operadores.


Referente a la compactación hay que tomar en cuenta siempre dos aspectos:
La presión de la superficie de contacto: esta puede ser muy alta en caso de pisoteo por animales y puede ser muy baja en caso de tractores de oruga; esta presión determina el grado de compactación.


El peso total que compacta: este puede ser bajo en el caso de animales y alto en el caso de tractores, máquinas y camiones y determina la profundidad de la compactación.


miércoles, 29 de abril de 2009

CONTAMINACION DE OS SULOS PROBLEMAS A NIELMUNDIAL
El suelo es un recurso natural que corresponde a la capa superior de la corteza terrestre. Contiene agua y elementos nutritivos que los seres vivos utilizan. El suelo es vital, ya que el ser humano depende de él para la producción de alimentos, la crianza de animales, la plantación de árboles, la obtención de agua y de algunos recursos minerales, entre otras cosas. En él se apoyan y nutren las plantas en su crecimiento y condiciona, por lo tanto, todo el desarrollo del ecosistema. La erosión del suelo se está acelerando en todos los continentes y está degradando unos 2.000 millones de hectáreas de tierra de cultivo y de pastoreo, lo que representa una seria amenaza para el abastecimiento global de víveres. Cada año la erosión de los suelos y otras formas de degradación de las tierras provocan una pérdida de entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables. En los países subdesarrollados, la creciente necesidad de alimentos y leña han tenido como resultado la deforestación y cultivo de laderas con mucha pendiente, lo que ha producido una severa erosión de las mismas. Para complicar aún más el problema, hay que tener en cuenta la pérdida de tierras de cultivo de primera calidad debido a la industria, los pantanos, la expansión de las ciudades y las carreteras. La erosión del suelo y la pérdida de las tierras de cultivo y los bosques reduce además la capacidad de conservación de la humedad de los suelos y añade sedimentos a las corrientes de agua, los lagos y los embalses. Los problemas más comunes en relación al suelo tienen que ver con las actividades de las personas. Al respecto, los problemas directamente derivados del uso antrópico de los suelos son actualmente muy severos. La erosión, la desertificación, la contaminación, la compactación, el avance de las ciudades y urbanización, y la pérdida de fertilidad, se encuentran entre los problemas más graves que afectan hoy a los suelos. Erosión: La erosión es la pérdida de suelo fértil, debido a que el agua y el viento normalmente arrastran la capa superficial de la tierra hasta el mar. El ser humano acelera la pérdida de suelos fértiles por la destrucción de la cubierta vegetal, producto de malas técnicas de cultivo, sobrepastoreo, quema de vegetación o tala del bosque. Las prácticas productivas sin criterios de protección, contribuyen en gran medida a que este problema se agrave cada día más. La degradación del suelo reviste gran importancia, porque su regeneración es en extremo lenta. En zonas agrícolas tropicales y templadas, se requiere de un promedio de 500 años para la renovación de 2,5 centímetros de suelo. El cultivo de tierras en lugares con pendiente aumenta la posibilidad de agotamiento del suelo fértil, ya que es muy fácil el arrastre de tierra por acción de la lluvia. La actividad minera ha utilizado grandes cantidades de leña, eliminando así la cubierta vegetal, imprescindible para la protección del suelo. Estas prácticas se remontan a la época de la colonia, cuando la deforestación acabó con ricas áreas forestales y las aridizó. La erosión también puede afectar ecosistemas lejanos, como los de la vida marina. El suelo arrastrado al mar se deposita como sedimento y cambia la composición del fondo marino, sepultando vegetación y cuevas, y transformando el contenido químico de las aguas. Es importante destacar que la erosión del suelo, además de afectar y alterar los ecosistemas, afecta seriamente a la gente y a la economía de un lugar. Hay una relación directa entre la disminución de la capacidad productora del suelo y la disminución de los ingresos de la comunidad. Contaminación: Los suelos poseen una cierta capacidad para asimilar las intervenciones humanas sin entrar en procesos de deterioro. Sin embargo, esta capacidad ha sido ampliamente sobrepasada en muchos lugares, como consecuencia de la producción y acumulación de residuos industriales, mineros o urbanos. Otra actividad con riesgo ambiental de contaminación de suelos es la minería, por su poder modificador del paisaje y sus descargas de residuos tóxicos.. El suelo también sufre la contaminación por residuos de pesticidas y otros productos agroquímicos, como los herbicidas y los fertilizantes. Algunos de ellos permanecen en el suelo, y desde allí se integran a las cadenas alimenticias, aumentando su concentración a medida que avanzan de nivel trófico. La contaminación de suelos se da también por la mala eliminación y ausencia de tratamiento de basuras. Otro problema grave se presenta con los residuos industriales. El vertido ilegal de residuos industriales constituya un serio problema de contaminación del suelo. Desertificación: La desertificación es la intensificación de la aridez. Cabe destacar que este término se utiliza para describir procesos causados por los seres humanos. En cambio, otro concepto llamado "desertización", se utiliza para describir el proceso natural de la formación de desiertos. La desertificación, definida como la intensificación de las condiciones desérticas y el decrecimiento paulatino de la productividad de los ecosistemas, es generada principalmente por el ser humano, que actúa sobre un medio frágil y lo presiona en exceso para obtener su sustento. Cuando se tala vegetación para despejar tierras o usar leña, la capa fértil del suelo es expuesta a la lluvia y al sol, la corteza del suelo se endurece y se seca, impidiendo la infiltración de más agua. Así comienza el proceso de desertificación, ya que disminuye la filtración acuosa a depósitos subterráneos, y la capa de suelo superficial se erosiona y se convierte en estéril. Las principales causas de desertificación son la agricultura de secano y riego, la erosión hídrica y eólica, los cambios climáticos, el sobrepastoreo, la deforestación, los incendios forestales, la extinción de especies nativas de flora y fauna, y la expansión urbana. Perdida de fertilidad por monocultivo y salinización: Cuando se siembra la misma especie cada año, la tierra se deteriora. El trigo agota el nitrógeno y otros nutrientes del suelo. Si se continúa cultivando trigo en la misma tierra, disminuye la producción cada año. El monocultivo de especies forestales también es un problema por la misma razón. Se está viendo que el replante de pinos en el mismo terreno ya no es tan rentable, porque en la segunda y tercera plantación disminuye el ritmo de crecimiento de los árboles. Además de agotar las tierras, el monocultivo multiplica algunas plagas, pues éstas pueden contar siempre con el tipo de alimento al que están adaptadas. La salinización del suelo es la acumulación de sales provenientes del agua de regadío y de los fertilizantes usados. Debido al exceso de sales, el suelo pierde la fertilidad. Urbanización: La urbanización es el avance y crecimiento de las ciudades y la edificación de nuevas poblaciones, las que generalmente se ubican sobre suelo fértil. De esta forma se pierde el mejor suelo agrícola, se impide la recarga de los depósitos de agua subterránea y se destruye mucha microflora y microfauna que vive en el suelo. Una gran parte de los suelos con alto potencial agrícola de muchos países se encuentran dentro de límites urbanos y el rápido crecimiento de las urbes amenaza las tierras. Compactación: La compactación del suelo se produce por el paso de personas, animales y vehículos en forma repetida por el mismo lugar. Esto provoca la desaparición de los espacios existentes entre las partículas del suelo, lo cual disminuye la cantidad de oxígeno presente y, por ello, la microflora y microfauna.. La degradación de los suelos es como una crisis silenciosa que esta avanzando tan rápidamente en América Latina que pocos países tienen la esperanza de alcanzar una agricultura sostenible en un futuro próximo. Es un problema que, a pesar de estar amenazando la subsistencia de millones de personas en la región, tiende a ser ignorado por los gobiernos y la población en general. Los Gobiernos nacionales, provinciales y locales tienen la responsabilidad urgente de crear una mayor conciencia en la población acerca del deterioro de los recursos de tierras y de su efecto negativo sobre la producción agrícola y la economía de sus países. Las causas de la degradación de suelos tienen su origen en factores socioeconómicos, en la sobre-explotación de la capacidad de uso de las tierras y en prácticas de manejo de suelo y agua inadecuadas. La información disponible de investigación sobre los tipos, causas, grado y severidad de la degradación de tierras es todavía insuficiente en la mayoría de los países de América Latina. Esta falta de información dificulta enormemente la identificación y la puesta en práctica de estrategias efectivas de conservación y rehabilitación de tierras. Para superar los problemas mencionados, se deben considerar soluciones que impliquen una acción inmediata y, también, métodos de prevención para impedir mayor deterioro futuro. Parte del deterioro causado lo puede solucionar la naturaleza misma con sus ciclos naturales. Por ello la acción del ser humano debiera contribuir a crear las condiciones necesarias para que la naturaleza emprenda su obra de restauración. Sin embargo, recuperar el suelo una vez que éste ha sido destruido es un proceso lento si se lo deja sólo a su ritmo natural, y muy costoso si se trata de acelerarlo. Por lo tanto, lo más razonable es evitar que se destruya el suelo.
LA DESERTIZACIÓN
La desertización es la degradación de las tierras (el suelo, los recursos hídricos locales, la superficie de la tierra y la vegetación y las cosechas) en zonas secas, debida fundamentalmente al impacto humano.
El término fue acuñado en 1949 por un silvicultor francés que trabajaba en África occidental y lo empleaba para describir la destrucción gradual de los bosques de las zonas húmedas adyacentes al desierto del Sahara, hasta que éstos desaparecían y el área se hacía más desértica. Después, la desertización ha sido identificada como uno de una serie de procesos que afectan a las tierras secas de todo el mundo. Estos procesos incluyen la erosión por el agua y el viento, junto con las sedimentaciones producidas por ambos agentes, la disminución a largo plazo de la diversidad de la vegetación natural y la salinización.
Cabe decir que la desertización fue el primer problema ambiental en ser considerado de carácter global, reconocimiento que quedó formalizado en la Conferencia sobre Desertización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada en Nairobi en 1977. En esta conferencia se elaboró un mapa de los desiertos, en el que España fue el único país de Europa Occidental incluido con un índice muy alto de desertización en todo el sureste español. Desde entonces, se ha puesto en manos del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNEP) la coordinación de un intento global de combatir el problema. Según las estimaciones de 1992 de la UNEP, en todo el mundo están afectados cerca de 3.590 millones de ha (35,9 millones de km2), en su mayor parte en forma de vegetación degradada en tierras empleadas para el pastoreo.
* Tipos de desertización:
El sobrepastoreo es el resultado de mantener demasiado ganado en una superficie dedicada a pastos, y tiene como resultado la pérdida de especies comestibles y el consiguiente crecimiento de especies no comestibles. Si la excesiva presión de pastoreo continúa, la pérdida de la cubierta vegetal puede llevar a la erosión del suelo. Otros mecanismos, frecuentemente aludidos, por los que la mala gestión del hombre produce desertización incluyen: la sobreexplotación, en la que el suelo se agota por la pérdida de nutrientes y la erosión; la tala excesiva de vegetación, a menudo para leña; el uso de técnicas agrícolas rudimentarias y prácticas poco apropiadas, y la mala gestión de los programas de irrigación, que conduce a la salinización del suelo.
La sobreexplotación se produce por el acortamiento de los periodos que las tierras quedan en barbecho, es decir, libres de todo cultivo o por el uso de técnicas mecánicas que producen una pérdida generalizada de suelo.
Los bosques y forestas se talan por diversos motivos, por ejemplo para crear tierras agrícolas y pastizales, pero el caso más grave de desertización por esta causa es la llamada crisis de la leña, característica de muchas tierras secas de los países en desarrollo. La recolección de leña en las inmediaciones de las ciudades del Sahel, la región más afectada, ha tenido como resultado la desaparición casi total de los árboles alrededor de las principales ciudades.
La salinización es uno de los ejemplos más claros de desertización inducida por el hombre, y afecta a casi una quinta parte de todas las tierras de regadío de Australia y Estados Unidos y a un tercio de las de países como Egipto, Pakistán y Siria. La excesiva concentración de sales en los suelos irrigados afecta adversamente al rendimiento de las cosechas y puede llegar a matar las plantas.
* LA DESERTIFICACIÓN:
La desertificación es la pérdida de la productividad y complejidad biológica o económica que afecta tanto al suelo dedicado a cultivos de secano, regadío o de montaña, como pastizales o bosques, consecuencia de los procesos de erosión del suelo y deterioro de sus propiedades, y que ocasiona la pérdida de la vegetación natural a largo plazo.

martes, 31 de marzo de 2009

CARACTERISTICAS

SUELO

CLASE I

CLASE II

CLASE III

CLASE IV

RELIEVE

Suelos llanos

Moderadamente inclinado

Moderado

Fuertemente inclinado

PENDIENTE

3 al 12% suave

12 al25% alto

12 al25% alto

EROSION

0 al 10% del área

0 al 20% moderada

tipo ligero, hasta el 30%

Ligera hasta el 40%

PROFUNDIDAD EFECTIVA

alta

mediana

Muy profundo

Muy profundo

PEDREGOSIDAD

Sin piedras que interfieran el crecimiento de las raíces.

Sin piedras que interfieran el crecimiento de las raíces.

Sin piedras hasta el 12% y muchas de ahí en adelante

elevada pedregosidad y/o rocosidad

SALINIDAD

0 al 10% del, de forma permanente se puede corregir

<>

No > al 30%

Elevada

NIVEL DE FERTILIDAD

alto a moderado

Alto

De alto a bajo

baja

MANEJO

empleo de fertilizantes, abonos verdes y prevenir la erosión

Aplicar drenajes , prevenir la erosión

Recuperación de área salinas , control laminar y de suelos y mucha conservación

De mayor conservación y manejo de suelo

APTITUD

Cultivos perennes y transitorios.

Mas limitado en cultivos transitorios y permanentes

Presenta restricción en la selección de cultivos

Pocos cultivos permanentes

PROPIEDAD FISICA

CLASIFICACIÓN FÍSICA DEL SUELO

CLASE I

CLASE II

CLASE III

CLASE IV

TEXTURA

Arcilloso

Acillo limosa

Acillo limosa

Franco arcillosa

ESTRUCTURA

Miga josa

Miga josa

Granular

Angular

POROSIDAD

30%- 35%

36% 70%

40%- 45%

45%-50%

PLASTICIDAD

Muy adherente

Adherente

Ligeramente adherente

Poco adherente

COLOR

Negro

Pardo oscuro

Pardo claro

Gris

PERMEABILIDAD

0.05cm2

0.09 cm2

0.25 cm2

0.8 cm2

DENSIDAD

1.1-1.3 gr/m3

1.4 gr/m3

1.4-1.5 gr/m3

1.6 gr/m3

INFILTRACION

60 mm/hr

78 mm/hr

96 mm/hr

150 mm/hr

PROPIEDAD FISICA

CLASIFICACIÓN FÍSICA DEL SUELO

CLASE V

CLASE VI

CLASE VII

CLASE VIII

TEXTURA

Franco arenosa arcillosa

Franco

Franco arenosa

arenosa

ESTRUCTURA

Angular

Prismática

Columnar

Sin estructura

POROSIDAD

50%-55%

56%-60%

60%65

65%

PLASTICIDAD

No adherente

No adherente

No adherente

No adherente

COLOR

Rojizo y amarilloso

Grisáceo azulado

Gris pardo

Gris

PERMEABILIDAD

1.1 cm2

1.3 cm2

2.5 cm2

5 cm2

DENSIDAD

1.6 gr/m3

1.6-1.7 gr/m3

1.7 gr/m3

1.8 gr/m3

INFILTRACION

200 mm/hr

240 mm/hr

240 mm/hr

240 mm/hr